Lo barato puede salir caro...

El 29 de octubre de 2018, el vuelo 610 de Lion Air, operado por un Boeing 737 MAX 8, se precipitó al mar poco después de despegar, resultando en la muerte de 189 personas. Solo unos meses más tarde, el 10 de marzo de 2019, el vuelo 302 de Ethiopian Airlines, que también utilizaba un Boeing 737 MAX 8, experimentó un accidente parecido, cobrando la vida de 157 individuos.

El análisis confirmó los peores temores: había un problema en el diseño de la aeronave. La investigación se centró en el sistema MCAS (Sistema de Aumento de las Características de Maniobra), un software que ajusta automáticamente el morro del avión al detectar un peligro inminete. Sin embargo, en estos casos, el sistema actuó incorrectamente, contribuyendo a los accidentes.

Tras el segundo accidente, el Boeing 737 MAX fue inmovilizado a nivel mundial, generando enormes pérdidas para la compañía: 6.000 millones de dólares en valor de mercado en pocos días, y hasta 30.000 millones de dólares en cancelaciones de pedidos a largo plazo. Además, Boeing fue multado con 2.500 millones de dólares por ocultar información a las autoridades.

La causa de los fallos se debió, en parte, a la decisión de Boeing de reducir costos y acelerar la producción debido a la competencia del Airbus A320neo. Esto incluyó la subcontratación de ingenieros menos experimentados y mal pagados de empresas como HCL Technologies, quienes cobraban tan solo 9 dólares por hora, muy por debajo del SMI. Este enfoque resultó en un código del MCAS mal diseñado y mal revisado, con múltiples iteraciones y sin la supervisión adecuada, lo que contribuyó a los errores catastróficos.

El caso muestra cómo la priorización de soluciones rápidas y baratas, especialmente en el desarrollo de software crítico, puede tener consecuencias devastadoras. En lugar de seguir prácticas rigurosas de desarrollo de software, como TDD (desarrollo basado en pruebas) y análisis estático de código, Boeing cedió a la presión de los plazos y los costos, lo que llevó a un software más defectuoso y, finalmente, más costoso de corregir.

Este incidente resalta la importancia de mantener altos estándares de calidad en el desarrollo de sistemas críticos, ya que los errores pueden tener consecuencias fatales y generar costos aún mayores que los ahorros iniciales.

Y la ultima consecuencia reciente ha sido la decisión del nuevo CEO de Boeing, Kelly Ortberg, de implementar medidas drásticas para reducir los costos de la empresa. El 11 de octubre de 2024, anunció su plan de recortar la plantilla en un 10%, lo que implica la eliminación de aproximadamente 17,000 puestos de trabajo, entre despidos y vacantes no cubiertas. La compañía ha estado en crisis desde 2019, enfrentando problemas de seguridad y costos. Además, desde hace un mes, está lidiando con una huelga debido a la falta de acuerdo con el sindicato mayoritario sobre el nuevo convenio colectivo.

Los costes de personal representan una parte significativa de los gastos en la mayoría de las empresas, y este aspecto se vuelve más complejo de gestionar en organizaciones de mayor tamaño. Es un desafío implementar políticas de Recursos Humanos equitativas mientras se asegura que la empresa cuente con los mejores profesionales al precio más competitivo.

Un problema habitual es la disparidad salarial entre empleados antiguos y nuevos. Las nuevas contrataciones, debido a condiciones del mercado, pueden recibir un salario inicial más alto que otros empleados con calificaciones similares contratados anteriormente con un sueldo menor. Además, puede surgir la necesidad de contratar a un especialista cuyo coste supere al del jefe de la división en la que se integrará.

Esto genera un dilema: o bien la empresa no contrata para mantener las escalas salariales y evitar desigualdades, o bien se enfrenta a problemas e injusticias que, si se acumulan, pueden deteriorar el clima laboral. Esto último puede llevar a la degradación del desempeño, conflictos, desinterés y, en última instancia, afectar negativamente la calidad del trabajo y los resultados de la empresa.

En DIT, somos plenamente conscientes de estos problemas. Por eso, al evaluar la compatibilidad de los candidatos con el puesto de trabajo, también consideramos junto con la empresa la situación general de las retribuciones salariales del personal existente. Esto nos ayuda a identificar posibles desafíos en la incorporación de un candidato que, en ciertos casos, podría causar problemas y conflictos a largo plazo, lo que no sería beneficioso ni para el individuo ni para la empresa.